Está por concluir el proceso para elegir a quien va a dirigir los esfuerzos de Morena para la Presidencia de la República. Dos aspirantes son quienes en realidad compiten: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum. El otro candidato que tiene credenciales para una candidatura presidencial, Ricardo Monreal, más bien hace una campaña local en Ciudad de México. La estrategia de Sheinbaum fue la de seguir el guion, realizando asambleas con militantes, en donde se exaltan los logros del gobierno. En el caso de Marcelo, además de defender lo que se ha logrado, se pusieron sobre la mesa ideas para mejorar la situación del país. Eso ha permitido que se discutan temas de equidad de género, seguridad, salud, economía y campo. En esa tarea, la de presentar propuestas, Marcelo se reunió con la militancia, pero también con grupos más amplios, en eventos abiertos, con organizaciones, vecinos, con medios de comunicación, con sindicatos, con grupos de profesionales y con expertos. Los límites que impone la legislación electoral y, la negativa a realizar debates, fue un obstáculo para impedir que se abundaran más en las propuestas de política. Sin embargo, el planteamiento general de la propuesta de Marcelo permite iniciar una necesaria discusión con respecto a lo que se debe mantener, a lo que es necesario ajustar y a lo que se debe de cambiar de las políticas en marcha. Se trata de algo que el abanderado de un partido en el gobierno necesariamente tiene que plantear a los electores.
Durante el proceso, Ebrard habló de reducir las brechas de equidad, de apoyar a las mujeres cuidadoras, de ofrecer los servicios que ellas y sus hijas e hijos requieren, del sistema de cuidados, de cómo combatir la violencia de género, de desaparecer la brecha salarial, de apoyar negocios de mujeres. Además, se realizaron propuestas concretas en el tema de seguridad, por medio de la tecnología que se utiliza en otras naciones, en aprovechar mejor la infraestructura disponible, en hacer uso de los mega datos para mejorar las estrategias, en reformar policías y fiscalías, en reducir los tiempos de los procesos judiciales y fortalecer el uso de herramientas periciales. Se abundó en el importante asunto de la salud, en ofrecerla de manera universal, con un sistema único, en avanzar en la telemedicina y el uso de dispositivos de diagnóstico, en garantizar el abasto, en hacer posible el expediente digital, en invertir para poder ofrecer diagnósticos oportunos de las enfermedades crónicas, en mejorar las condiciones y la formación de los profesionales de la salud.
Se tocó el tema de la economía, de garantizar financiamiento, de avanzar en la inclusión financiera, de la inversión en infraestructura, de mejorar las condiciones para el nearshoring, de generar innovación y formar capacidades laborales ligadas a la tecnología, de inversión hidráulica, de nuevas tecnologías energéticas. Se habló del campo, de soberanía alimentaria, de aseguramiento y financiamiento, de infraestructura rural. Se propuso un seguro de desempleo, pero también continuar con un salario mínimo al alza, con las restricciones a prácticas como el outsourcing, de mantener los programas sociales amplios.
Discutir de políticas públicas no es ocioso, debe de ser parte central de los procesos electorales. Quienes pretenden gobernar deben de decirnos cómo lo van a hacer, cuáles son las prioridades, de qué diagnósticos parten; para eso son los procesos electorales, para discutir el país. Para un partido como Morena, que defiende la continuidad de una gestión exitosa, no basta pedir que las políticas se mantengan, se requiere de un diagnóstico puntual de lo que sucede y de alternativas para abordar nuevos problemas, con nuevas soluciones. En ese sentido Marcelo cumplió con su tarea, lo que muestra la solidez de su propuesta y lo convierte en la mejor opción para dirigir los que viene para el país. De los demás sabemos poco, no quisieron contribuir al debate de ideas.
Twitter: @vidallerenas
PUBLICADO ORIGINAL EN https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-contienda-de-Morena-20230825-0007.html