Tenemos que aceptarlo: a la mayoría nos gusta el privilegio. Gozar de prestigio en este país es estar en el nivel de excepción. Lo que nos enfurece, querámoslo o no, es que se nos niegue un privilegio, o peor aún: que nos lo den y luego nos lo quiten.
Casi siempre, el que recibe privilegios se convierte en un niño consentido. Si al chamaco lo acostumbraron a comer los plátanos pelados, entenderá como una ofensa cuando alguien se los da con cáscara. A él no le interesa saber que el mundo entero los recibe así, pero como se sabe especial. O se los pelan o no los come.
Efectivamente, este es Luis Martínez Sánchez, presidente municipal de Huajuapan, quien cree que puede disfrutar de cínicos privilegios infinitos. Las borracheras lo han llevado a creer lo que le dicen sus cuates de farra: que él puede enviar mensajes subliminales a la población a través las supuestas obras que está haciendo, como por ejemplo, ponerle al “ChupeBus”, su segundo nombre. Todo esto lo hace porque cree que con eso lo recordarán toda la vida y le servirá para su próxima campaña de reelección. Así es de ignorante este señor.
Todos lo sabemos: en la administración municipal de Huajuapan hay un exceso de privilegios, donde las leyes municipales no existen, y de hecho, se negocian económica o sexualmente.
Muchos de los que ostentan un cargo en ese lugar, no tienen gran preparación intelectual, simplemente llegaron allí por un golpe de suerte o porque formaban parte del grupo de chupadores del presidente.
Al echar mano de esa gente impreparada, hoy se están viviendo los resultados y el presidente lo sabe y lo tolera, como es el caso de los acosos sexuales a mujeres y hombres trabajadores de ese entrecomillado honorable ayuntamiento municipal.
Los amigos del presidente que se han tomado la libertad de manosear a las chicas trabajadoras de ese ayuntamiento, si por casualidad son “destituidos”, a los pocos días vuelven a aparecer en las oficinas y con un cargo superior al que tenían. Esto es: regularmente son enviados a la secretaria particular, a la Secretaría auxiliar, pero cerca del presidente municipal. Y aunque hayan desaparecido de las oficinas, nunca estuvieron fuera de nómina.
Sin embargo, quien no tiene el acercamiento con el presidente municipal o no está dentro de su gracia, inmediatamente es destituido a la menor acusación. Ese fue el caso del que estaba como responsable de la tirolesa. Una chica lo acusó, a través de una red social, que la había manoseado al ponerle los cinturones de seguridad pero nunca presentó ninguna queja oficial. Solo por ese comentario en las redes, fulminantemente fue destituido. Así pues, el presidente “Lion”, le encanta que sus cercanos hagan líos con sus trabajadoras. De esta manera pues, los liones sexuales en el ayuntamiento son frecuentes.
Los privilegios que antes se trataban con discreción, hoy se demuestran públicamente: allí está la familia, casi toda, el presidente. Éste es un tema que merece un comentario aparte.
En fin, pues, los políticos malcriados no nacieron, se hicieron porque les dieron la certeza imperial de ser excepcionales. Luis Martínez Sánchez no respeta la experiencia política ni intelectual de nadie, a menos que sean excelentes chupadores y le lleven dinero para hacer negoci
@horaciocorro